Parodia de Amadís de Gaula
Érase una vez, en Inglaterra, un rey conocido como Perión de Gaula. Aquél hombre era extremadamente egocéntrico, arrogante y un mentiroso compulsivo, no lograba decir más de dos palabras antes de mencionar cómo rescató al rey de España de unos malvados que lo querían atacar, o cómo combatió contra un millón de gigantes del norte, matándolos en menos de un minuto. Sin embargo, las historias verdaderas se alejaban, casi siempre, de las mentiras contadas por el orgulloso rey, ya que en realidad, el rey Perión era un cobarde, que lleno de arrogancia, exclamaba saber usar una espada. No obstante, y aunque todo el mundo
conocía de sus disparates, la suerte le sonrió, ya que apareció el rey Garínter, quien tontamente creía en cada una de las palabras que salían de su boca, tanta fue la admiración, que decidió darle hospedaje en su castillo, donde conoció a la hija del rey, la princesa Elisena.
Pasaron los meses y sorprendentemente Perión y Elisena se enamoraron. Sin embargo, no todo era felicidad, pues por las noches el rey Períon soñaba que tenía dos corazones, de los cuales, uno de ellos era arrancado y tirado a un río, temiendo por el destino del otro. Era tanto el miedo que Perión sentía cada vez que se despertaba, que no era capaz de salir de su
dormitorio. Al ver esto, los consejeros del rey decidieron llamar a tres seres que parecían ser magos, aunque ellos en realidad no eran lo que esperaban, pues uno era un borracho que exclamaba a todo pulmón “¿dónde están las joyas?”, el otro, un cantante de gesta que no sabía cantar y el último, más recomendado, era un perro que hablaba, que según los consejeros, algo de magia tenía que saber. Todos ellos no ayudaron en nada, hicieron que el rey se volviera aún más loco y solo llegaron a la conclusión de que Períon tenía que hacer
dieta.
Mientras tanto, Elisena planeaba la huida del castillo, pues se había enterado de que estaba embarazada, teniendo como próximo destino una casita enfrente de un río. Allí, luego de nueve meses, dio a luz a un pequeño varón, a quien le puso Amadís. A los minutos del nacimiento, la princesa decidió abandonarlo en una barca, ya que no había ningún centro de adopción cerca.
Junto al bebé dejó un anillo de queso para que comiera en el camino, aunque este ni siquiera podía masticarlo, una espada que le robo a su esposo, para que ningún animal lo atacara, olvidando que cualquier defensa era imposible a esa edad, y por último, un papelito que decía su nombre y procedencia real, junto a lo que vendría a ser la lista de la compra, pues no encontró otro lugar donde escribir.
Cuando la barca zarpó, Elisena comenzó a llorar de alegría, pues su hijo había crecido tan rápido que ya había abandonado el “nido”, por lo tanto cuando vio que su bebé ya flotaba con su barca en el horizonte, dio unos cuantos saltitos y se fue.
Mucho más tarde, el niño llegó a Escocia, interrumpiendo la vida del caballero Gandalés, el
cual decidió criarlo junto a su esposa e hijo. Así el Doncel del Mar, nombre que le puso orgullosamente Gandalés, creció sin conocer su procedencia, pero convirtiéndose en un niño caprichoso, creído y con la apariencia más hermosa , es decir una molestia de la vida. No obstante, Gandalín, hijo del caballero escocés, no tuvo la misma suerte, pues era la tragedia de
la familia, el menos favorito y extremadamente feo.
Un día, llegó al castillo de Escocia, el rey Períon y la reina Elisena. Ellos se quedaron anonadados con la hermosura del Doncel del mar, así que convencieron a Gandalés para poder llevárselo y convertirlo en caballero. No obstante, Gandalín no se los hizo fácil, pues al ver que preferían a su medio hermano, decidió no dejar pasar esta oportunidad y comenzó una
declaración de amenaza. El niño traumado por su infancia injusta, decidió usar, como un completo loco, a un pato que pasaba por ahí, exclamando que si no lo elegían, no tenía miedo de revolearles aquel animal. Al ver esta situación, los reyes decidieron aceptar lo que proponía el niño, llevándose a ambos hermanos.
y experta en el horóscopo, Urganda la Desconocida, cuidando a su amada Oriana, descubriendo su verdadera identidad, y escapando del mago Arcaláus el encantador, un acosador de aquella época.